Una polémica campaña en Dinamarca de una ONG contra la violencia machista que simula ser un videojuego donde se invita a pegar a una mujer para luego sancionar este comportamiento, ha sido pasto de los periódicos digitales, blogs, cadenas de TV y prensa de todo el mundo.
En la mayoría de los casos prensa y blogguers han mostrado y criticado la iniciativa, pero al mismo tiempo han logrado la extensión viral del polémico video hasta el punto de que el colectivo danés se ha visto obligado a cerrar a los extranjeros el acceso a la web de la campaña, asediada de visitas.
Se nos ha enseñado a denunciar lo denunciable como vía para acabar con comportamientos o mensajes lesivos, antidemocráticos, delictivos o que contradigan los derechos humanos y ciudadanos. La red amplifica esta denuncia , pero por otro lado expande (aunque sea en medio de una crítica) el viral “nocivo” a millones de personas que no lo hubiesen recibido de otro modo. ¿Callar es siempre censura o en ocasiones un necesario cortafuegos?
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Esto es un medio. Aquello es un fin. Se parecen, pero no son lo mismo.
En una campaña publicitaria llamar la atención es un medio.
Conseguir un cambio de comportamiento, una concienciación, una adhesión a la marca o la idea o un acto de compra, es el fin.
Parecen diferentes pero en el siglo XXI no hay dios que los distinga.
Eso es lo que, según mi modesto cavilar , les ha ocurrido a los daneses. La sirenita tiene que estar atónita.
Idean una campaña contra la violencia machista basada en un video que invita a machacar a una señora para luego llamarte “100% imbécil” si lo ejecutas.
No creo que al tipejo que goza majando a leches a una prójima le importe un mísero pepino que, tras el bonito desahogo al que le invita el video, le insulten desde la pantalla. Que te quiten lo bailado, ¿verdad mala bestia?
Hombre. También están las peculiaridades culturales. Quizá en Dinamarca cuando a un psicópata le llaman 100% imbécil éste sufra un colapso en su maltrecha conciencia y mute en ser arrepentido, cívico y mijita humano, incapaz de volver a dañar a prójima alguna. Quién sabe. “cá uno con su cauná”, que dicen en Motril.
A mi, españolita de provincias, me parece una estupidez peligrosa y grosera que nada aporta a la necesaria concienciación y actuación colectiva contra un problema que es de todos. Pero eso sí: indudablemente ha llamado la atención.
Teles, radios, periódicos, ciberpublicaciones, y cualquier criatura del planetamundo con un ordenador, nos hemos lanzado a repetir cual pandémico viral la bonita idea danesa, en la mayoría de los casos para poner verde a sus creadores pero siempre después de mostrar el video de marras.
Y aquí campa el “comunicar por comunicar”. Es como tragar sin masticar: el mensaje a veces se nos atraganta y sale por donde no debía. Así, gracias a que todos hemos eructado el video, tipejos más allá de las fronteras danesas (hasta que han cortado el grifo capando el acceso a los foráneos) han disfrutado dándole para el pelo a esta señora. Además si luego te llaman imbécil en danés, encima no te enteras, con lo cual ni insultado te sientes. Colosal.
Es del género tonto decir: mira que mensaje más horroroso están lanzando en Pernambuco: y mostrarlo. Querida, ¿no te das cuenta de que estás dando pábulo al viral, manque sea poniéndolo verde?
En fin. Yo no lo enlazo ni jarta de vino, pero creo que debemos repensar lo que publicamos y por qué. Dejar de tragar sin masticar y de paso volver a ver el episodio de Bárrio Sésamo donde se muestra la diferencia entre el medio y el fin, entre censura y cortafuegos.
Como las declaraciones de cierta modelo haciendo proselitismo de la anorexia. Hala: todos a publicarlas por si alguna adolescente de Quintanilla de Onésimo no las conociera.
Esto es un cortafuegos.
Esto censura.
Parecen diferentes, pero no los distingue ni dios.
PD: Se ha cerrado el acceso al video fuera de Dinamarca después del aluvión de visitas. Ya se ha replicado universalmente por todos los rincones del orbe. Por eso hoy me atrevo hoy a publicar esto que lleva varios días en la nevera. Y no, no tengo del todo claro si hago bien.