
En sus más de cien películas (que se dice pronto) nos enseñó cosas tremendamente importantes. Como una se puede poner el mundo por montera y entrar en un baile vestida de rojo pasión sin despeinarse, (claro que era para impresionar a Henry Fonda), a fumar en las cubiertas de los barcos, a descubrir a las jovencitas arribistas (aunque parezcan dulces y se llamen Eva), a ser pérfida, mucho, y a aguantar el tipo hasta el final.
Estuvo trabajando hasta el año de su muerte y llegó a publicar un anuncio en la prensa en su época de vacas flacas que decía: "«Actriz busca empleo. 30 años de experiencia en el cine. Capaz aún de moverse y más afable de lo que dicen los rumores. Desea empleo estable en Hollywood (ya estuvo en Broadway)".
Se cumple un siglo del nacimiento de Bette Davis. !Larga vida a La Loba!
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