martes, 8 de enero de 2008

Rebajas de enero: ¿Quién da menos?


Mis íntimas más antinavideñas aman las rebajas de enero.

Fenecen por esas bullas y colas en caja.

Gimen al pensar en empujones y codazos en los bajos.

Sucumben a la desaforada cacería del producto más barato (sea lo que sea y sirva para lo que sirva).

Emprenden briosas una exhaustiva peregrinación de tienda en tienda y compro porque estoy loca.

Lo mismito que hace una semana decían odiar de la navidad

... y todo por (menos) dinero.

Las amo sin reservas.


En el cafelito de la mañana me han llegado cargaditas y cluecas.

Una con un pantaloncito minúsculo que asegura podrá ponerse en cuanto pierda las lorzas navideñas (que creo recordar ya estaban ahí en semana santa).

Otra con un bolso gigantesco que llenará en cuanto recupere el dinero gastado en fastos y turrones (y con un color incombinable que requerirá zapatos a juego en 10 minutos).

La tercera se despatarra para mostrarme una botas monisísimas e incomodisísimas que podrá lucir en cuanto "se me hagan a los pies".(ni una gheisa vendados los pinreles desde el destete podría caminar con ese potro de tortura).

El café lo pago yo porque se han quedado sin suelto.

Sin suelto vale, pero conmigo también.

Vuelvo al trabajo. Hay pocas y malas noticias. Y por el mismo precio.

Estoy un poco depre.

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