Como tengo el pequeño hobby de leer las cartas al director de los periódicos (son una fuente de información inestimable) me enteré casi desde el principio de la campaña anti Carlos Boyero emprendida por una serie de nombres señeros (esto es sin ninguna ironía) del cine español.
Que Boyero tiene la lengua muy larga no es ninguna novedad, que suele decir alto y claro lo que le gusta y lo que no, tampoco. Pero de ahí a hacerlo responsable de que los distribuidores no traigan a las pantallas españolas a determinados autores, va un mundo.
Y lo que me parece todavía más cuestionable es que el tema no se ha quedado ahí sino que existe un blog donde adherirse a la campaña contra Boyero, y la bola de nieve parece que no piensa detenerse.
Atribuirle a un crítico esa capacidad de influencia es desconfiar tanto de la inteligencia y del sentido crítico del público que me parece imposible que haya una cabeza con dos dedos de frente detrás de esa iniciativa. Que en los cines ponen porquería a porrillo, pues sí, que todo lo que haga Kiarostami está santificado y no se puede criticar, pues no.
Así que sólo desearle al señor Boyero que se tome unas copas a la salud de sus detractores y que siga amando el cine como siempre
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Totalmente de acuerdo con tu comentario.
Un saludo.
Publicar un comentario