No sé si será por la falta de luz, o el angst, o la combinación que forman el estado del bienestar, el frío y el alcohol fuerte, pero los países nórdicos son una fuente inagotable de (buenos) escritores de novela negra.
Sin ser una experta, tan sólo tremenda fan, me acuerdo de Henning Mankell, Karin Fossum, Camilla Lackberg , la pareja de Maj Sjöwall y Per Wahlöö y el último lanzamiento: “Los hombres que no amaban a las mujeres” de Stieg Larsson.
De todos, sigue gustándome a rabiar el inspector Wallander de Mankell, porque es tan humano: que si su ex mujer, su padre pintor de urogallos, su novia eslava, sus problemas de peso... dan ganas de ir a Escania a buscarlo.
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